La Naranja Mecánica sueña con Platón.

En clases particulares hemos hecho un trabajo filosófico sobre LA NARANJA MECÁNICA, no sé si es que su profe de filosofía mola o es que entra dentro del programa de primero de Bachillerato del Ramón y Cajal.
Ha sido difícil para mi alumna más rebelde relacionar a Alex con la caverna de Platón y con las tres dimensiones del alma (Irascibilidad, Concupiscencia, Raciocinio), ni siquiera había visto antes la película y no ha tenido tiempo de digerir una historia de incierta interpretación para muchos jóvenes acostumbrados al cine palomar, mucho menos iba a poder enfocarlo filosóficamente. Hemos pasado las dos horas de clase hablando de la ira y de la imposibilidad de hacerla desaparecer en el hombre.
La cólera no es buena ni mala, nos ayuda a defendernos de las injusticias y las amenazas, nos ayuda a exteriorizar sensaciones que no deben permanecer ocultas. Alex y sus amigos viven en un mundo cerrado donde sólo importa el placer que obtienen a través de la ira, parecen libres porque hacen lo que quieren (pero precisamente se limitan a hacer lo que sus sentidos quieren), permanecen dentro de la caverna creyendo que sus sensaciones son la única realidad. Cuando Alex es detenido el gobierno lo convierte en un ser aún más limitado, ya que lo someten a la mayor violencia que pueda darse incluso aunque sea mediante consentimiento: manipular la mente mediante experimentación.
Con los experimentos se hace referencia al Conductismo, se considera que el hombre no tiene libertad como derecho básico, no importa el alma sólo LA CONDUCTA. Se ha de conseguir el fin de la buena conducta aunque sea a costa de cosificar a la persona, no importa que no deje de ser violento por voluntad y conciencia, no importa que para bloquear un tipo de violencia se esté aplicando una violencia aún más terrorífica. Lo único que importa es experimentar con las mentes para conseguir el control de cualquier ciudadano. Con este control el hombre no sería capaz de salir de la caverna y conocer la realidad tal como es, la libertad y la ira son necesarias en el hombre. La bondad y maldad sólo pueden darse en seres humanos libres. La violencia de Alex no es justificable, pero es menos peligrosa que la violencia de Estado, la primera puede desaparecer al salir de la caverna, pero la segunda está amparada por un FUERTE SISTEMA DE CONTROL con prisiones, experimentos, psiquiátricos y policías que impiden que puedas afrontar la realidad.


Los humanos somos capaces de lo mejor y lo peor, de la belleza de la música que ama Alex y del holocausto nazi que sólo parece horrorizarle a través de la sustancia experimental. El hombre es capaz tanto de la creación como de la destrucción, de la armonía de la música a los gritos de la tortura. Por ello el amor y la belleza conviven constantemente con el Mal. Tal vez porque lo más importante no sea teorizar con las diferencias del Bien y del Mal, tal vez lo único importante sea tener la libertad suficiente para ser capaces de salir de la caverna y enfrentarnos a todos esos mundos que se esconden fuera y dentro de nosotros, asumiendo que nuestra rabia y nuestra capacidad de amar son parte de esa misma persona que ha de sentirse libre para descubrir y elegir. Que EL MAL se convierta en EL BIEN no es una cuestión sólo de conducta, también es una cuestión de tiempo y oportunidad para conquistar la soltura del alma, sólo cuando experimentamos libertad es posible distanciar el Bien del Mal,
sólo cuando está ella presente conocemos el Amor en su versión más consciente y menos engañosa.

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